La onicofagia (término técnico para el hábito de morderse las uñas) es un ejemplo de respuesta defectuosa a la hora de tratar con ciertas emociones.
Jochen Roef, Máster en Psicología y Personalidad en Bling, nos explica por qué tantas personas comienzan a comerse las uñas, cuándo se es más susceptible a adquirir esta costumbre y, lo que es más importante: cómo detenerla.
“Este tipo de comportamientos producen un efecto calmante”, asegura el psicólogo. “Siempre hay un sentimiento asociado a la raíz del hábito”.
En este caso, el acto de morderse las uñas suele relacionarse con una sensación de relajación que, pese a derivar de un comportamiento negativo, se convierte en un reflejo que, en última instancia, da lugar al hábito.